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lunes, 27 de junio de 2011

Qué me pongo RACHEL??

Hola chicas he encontrado este árticulo en la página de vogue y creo k os resultará sumamente interesante...si os va el cotilleo de Hollywood he encontrado la puerta trasera de las famosas...yo También kiero una rachel!
Es la estilista más polémica de la alfombra roja. Se especula sobre su dieta, su formación, su edad y sus cuestionables métodos para mantener la línea de sus clientas, entre las que se encuentran Nicole Richie o Cameron Diaz. Rachel Zoe representa mejor que nadie las dos obsesiones de Hollywood en la última década: la celebridad y la industria de la moda. 
 Su cartera de clientas (a las que llama “mis chicas”) se nutre de actrices, modelos y cantantes imitadas hasta la náusea: Mischa Barton, Lindsay Lohan, Kate Hudson, Jennifer Garner o Kate Beckinsale.
No ha inventado nada nuevo y, sin embargo, ha revolucionado todo, mezclando con auténtica maestría blusones de inspiración griega, prendas de Chanel, cazadoras de motorista, joyas de Givenchy y zapatos de Yves Saint Laurent, Alexander McQueen o Balenciaga. Kate Moss o Sienna Miller ya lucían una apariencia bohemian chic herencia de Ali McGraw o Bianca Jagger —ambas entre las musas de Zoe—, pero el gran triunfo de la estilista consiste en haber llevado este estilo casual hasta las alfombras rojas.

Su asistente, Brad Goreski, afirma que Zoe tiene 39 años. Pero en muchos foros que hablan de ella se rumorea que podría tener hasta 10 más. Rachel ejerce una extraña fascinación sobre quienes no la conocen personalmente: por un lado se la admira como artífice de la renovada imagen 70´s chic de las celebrities jóvenes que triunfan en los photocalls; por otro, se la acusa de incitar a prácticas nada saludables (ayuno y drogas, básicamente) a sus protegidas y clientas. Pese a todo, ha sido y es necesaria por haber revolucionado el anquilosado star system hollywoodiense. ¿Por qué? Vayamos por partes


Rachel trabajó durante un tiempo para la revista adolescente YM (que dejó de publicarse en 2004) y, a partir de ahí, empezó a ocuparse de la imagen de los Backstreet Boys, Enrique Iglesias y, puntualmente, de Britney Spears. Después llegaría Jessica Alba. Rachel les aconsejaba lo que se convertiría en los pilares del estilo Zoe: megagafas de sol (sus favoritas son las Glossy de Dior o las Chanel 5066) y pantalones pitillo.

Nicole Richie, la hija adoptada del cantante y compositor Lionel Richie, era una alocada joven de Beverly Hills que frecuentaba la compañía de su incombustible amiga Paris Hilton en un mundo de dinero, inconsciencia máxima y tremenda libertad. En EE UU se convirtieron en auténticos animales mediáticos al protagonizar el programa de telerrealidad Simple Life, en el que tenían que buscarse la vida en el entorno rural. Ahí comenzó el despegue de Rachel, a la que Nicole decidió contratar para reorientar su aspecto.

El cambio de Nicole es notable y fulminante: al poco tiempo aparece más delgada, con una melena artificialmente descuidada, minivestidos tipo túnica y estrenando varios collares en cada salida de noche. En sus apariciones comienza a ir a menudo acompañada de la propia Rachel. De un día para otro, las publicaciones adolescentes abrazan a Nicole como adalid de estilo y tendencias.
Es el triunfo total de Rachel, que multiplica por diez su caché como estilista y cuyos servicios empiezan a ser requeridos por celebrities como Jessica Simpson o Lindsay Lohan. Precisamente Lohan repite un look ya asociado al éxito que muchos tildan de clónico a esas alturas: leonina melena, estilo disco hippie, piel extrabronceada y los bolsos más desproporcionados posibles de Vuitton, Gucci o Hermès. En teoría, si el bolso es enorme, el efecto óptico hace que los brazos parezcan más estrechos y el cuerpo más escuálido y desvalido.

Tras hacerse con el beneplácito de clientas, fotógrafos, revistas de moda y lectoras de las mismas, la propia Zoe se convierte en un auténtico icono durante los dos mil: sus seguidores se autodenominan zoettes; y su estilo se antoja especialmente divertido para el público porque mezcla sin complejos joyones y zapatos de plataforma de carísimas firmas con básicos de American Apparel o sudaderas GAP con capucha.
A partir de este momento, Rachel camina con una Blackberry en una mano y un café de Starbucks en la otra saltando entre Los Ángeles, Londres y París. Su trabajo se convierte en su vida: showrooms de la vieja Europa, pasarelas, cenas exóticas basadas en escasas verduras (se llegó a rumorear que sustituía las cenas por tres cigarrillos), paseos por Prada Store con una clienta… Resulta indispensable en el front row de todos los desfiles, en las fiestas más exclusivas y, según la prensa, sus honorarios ascienden a 6.000 dólares diarios (más de 4.000 euros). Estamos en 2005 y Rachel es la revelación oficial de las páginas de estilo.
Ese mismo año entran en escena una joven oxigenada, pija y lista llamada Taylor Jacobson y un muchacho modernillo y experto en moda llamado Brad Goreski como asistentes de Rachel. Ellos son su familia, cómplices y amigos. La ahora estilista estrella está tremendamente segura de sí misma y es, para muchos, manipuladora. Posiblemente, gracias a haber estudiado psicología en lugar de moda. “Ha sido realmente útil en mi carrera como estilista. Gracias a mis estudios he logrado entender a la gente de este negocio”, afirma sobre su carrera.
Convirtió su estilo ‘disco hippy’ en un estigma. hilton, lohan, las Olsen... más que clientas, eran sus clones
En 2006 llegan los problemas. Su relación con Nicole Richie se rompe y surgen rumores de todo tipo. Nicole admite haber tenido desórdenes alimenticios y, de forma casi directa, incrimina a Rachel. Se filtran unas declaraciones de Nicole (a través de su MySpace) en las que asegura que Rachel la indujo a ayunar, porque ella misma toma al día sólo tres espárragos, y deja entrever, además, que le proporcionaba “sustancias que mitigaban el hambre”.
Comienzan a pesar sobre la trendsetter más poderosa del momento acusaciones de distribuir drogas entre sus clientas. Algunas aseguran incluso que les ha recomendado clembuterol, un fuerte anabolizante broncodilatador, y estimulante del sistema nervioso, como sustitutivo del alimento.
Sus detractores alegan que Zoe destroza las vidas de sus clientas, incitándolas a desórdenes alimenticios como la anorexia, o al consumo de cocaína. Y que las disfraza de ella misma. De repente, el estilo disco hippy se convierte en un estigma que lucen por igual las Olsen, Demi Moore, Jennifer Garner o Anne Hathaway. Rachel, más que clientas, empieza a tener clones.

Tal es el éxito y la envergadura del imperio Zoe que Rodger, su marido, empieza a dedicarse de lleno a la producción televisiva de su imparable mujer y se hace presidente de Rachel Zoe Inc., la compañía que maneja los hilos de su imperio.
Estamos a finales de 2010. Rachel Zoe colecciona enemigos como Taylor Jacobson (su sombra!acusandolo de crear mal ambiente y de que "se había llevado algo") o Nicole Richie, pero también seguidores que contratan sus servicios con una larguísima lista de espera y la copian hasta la saciedad.
La fama de promover la anorexia la persigue todavía: los tabloides británicos la acusan de haber transformado a la bella Keira Knightley en un “insecto palo con bolso y peluca”. De hecho, en ciertos sectores se ha acuñado la expresión “Rachel Zoe skinny” (‘delgada a lo Rachel Zoe’).

 Hoy, para muchos, la estilista se ha transformado otra persona. Desde el pasado marzo es la orgullosa madre de un niño, Skyler Morrison Berman, que con pocos meses ya es un digno candidato para jugar en la misma liga de Suri o los pequeños brangelinos, o sea, en la lista infantil de los mejor vestidos. Además, Zoe ha hecho las paces con Nicole Richie. También el personaje Rachel Zoe parece otro: su estilo ya no es rompedor y es considerada por los expertos una celebridad en sí misma más que una estilista respetada. Pero ese es también su último gran logro: haber hecho de sus carencias virtud. O, en términos de Hollywood, convertir sus miserias en divertidos sketches para un reality show.


 “Todas las historias de amor deberían ser contadas... con un Cartier”.

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